Pedro es un nudo de brazos propios y ajenos. En su carrera forzada a la Unidad de Traslado me deja un grito que se mezcla con los del pibe que pide que le dejen de pegar. Pide por favor, como mendigando a los tres policías que lo cachiporrean en el piso un resto de humanidad que no están dispuestos a ofrecer. Yo pido alguna explicación y también es pedir demasiado. La única respuesta es una amenaza de calabozo, un gesto desencajado, una itaka cruzada al pecho. Diez minutos antes estábamos en una fiesta.
La fiesta de Díaz Vélez al 500 era un evento poco extraordinario hasta que llegaron más de treinta policías armados a ponerle fin a la noche: camionetas, autos, motos, escopetas, pistolas, chalecos antibalas, cachiporras, oficiales disfrazados de Rambo y otros de civil participaron del rati horror show del domingo a la madrugada. A la prepotencia a la que nos tienen acostumbrados las intervenciones del IPLA, los muchachos le sumaron una dosis inusitada de violencia que incluyó itakasos y golpes de puño a mujeres. Lo absurdo es que la policía desplegó toda esa parafernalia no para perseguir convictos, no para desbaratar una banda narco, ni para detener a ladrones, estafadores, guerrilleros o sediciosos. Todo ese circo aberrante fue sólo para clausurar una pequeña fiesta con una banda tocando y gente bailando. Clausura que significa dinero de multas que pasan a alimentar las voraces arcas del Estado provincial.
¿Será parte de la política del Estado transformar al IPLA de ente recaudador en ente represor? ¿El objetivo es terminar con el alcoholismo a palazos? ¿Combatir la clandestinidad de los afters con detenciones ilegítimas y abusos policiales?
Media hora después estábamos buscando a dos amigos que se había llevado la policía. Nunca nos dijeron dónde los llevaban, ni porqué lo hacían. La peregrinación a las comisarías, las llamadas desesperadas, la invocación de nombres y jerarquías. Todo eso era parte de otra temporalidad. La sensación fue la de vivir por unas horas en la Argentina de los años de plomo, un tiempo que creía acabado, un país que suponía ya extinto.
A mis amigos los dejaron a dos cuadras de la comisaría segunda (acá las similitudes con aquel otro tiempo se vuelven escalofriantes), a uno lo habían golpeado, de a tres, cobardemente. Al parecer, en Tucumán, el precio a pagar por divertirse más allá de las cuatro de la mañana es el de terminar preso o tener que salir a rescatar amigos secuestrados por la policía. ¿Hasta cuándo vamos a soportar volver al país que nos propusimos nunca más?
Creo que es hora de hacer manifiesta disconformidad, en un lugar que no sea una PC, a través de un foro, blog o cualquier otra red social. Esto no puede volver a pasar... hay que hacer quilombo en la plaza!
ResponderEliminarY hace falta mano dura, y en esas fiestitas de banditas generalmente corre mucha droga, bien por la policia.
ResponderEliminarSe van al carajo con el abuso de autoridad, tenemos que ponernos de acuerdo con algun tipo de manifestacion.
ResponderEliminarel que publica arriba "bien por la policía" es Jorge Rafael josselo acaso? o su el hijito no reconocido de Videla
ResponderEliminarjosselo a esas fiestas va todo el mundo, desde los q venden droga hasta pibes inocentes q van xq la noche en los boliches es corta, te hago una pregunta...acaso la policia no sabe quien vende droga? no me vengan con que era un operativo antidroga, la misma cana anda en pedo, falopeada, es violenta y si le decis algo te hacen cagar y te llevan a la comisaria para seguirte dando, todos sabemos que la policia es la peor basura que hay, sin animo de ofender a nadie, porque seguro debe haber policias q son buena gente
ResponderEliminarDespues de ver lo que paso el 15 de abril en el pasaje Diaz Velez al 500, no puede quedar todo como si nada. No puede ser tanta la impunidad que tienen los policías y como nos pegan y basurean solo por ser jovenes...
ResponderEliminarCompañeros nuestros tambien fueron victimas de la impunidad del IPLA, que se maneja junto con la Policia. Hace 2 años entraron en una vivienda sin ningun tipo de identificacion ni orden, nos pararon cerca de 40 efectivos rodeando la casa y 4 camionetas con mas gente adentro. Secuestraron equipos y varios cajones de cerveza.
Yo creo que ya es momento de decirles BASTA, no puede ser que sigan haciendo lo que se les da la gana, como si fuera final de la decada del 70.
BASTA DE 4AM!!
BASTA DE REPRESIÓN ALPEROVICHISTA!!