martes, 3 de noviembre de 2009

Las primas libidinosas de Cucurto


Cuando empecé a leer La maquina de hacer paraguayitos del para mi ignoto Washington Elphidio Cucurto (Seudónimo de Norberto Santiago Vega) estaba sentando en un banco de la terminal de retiro esperando un colectivo. Todavía no pude definir si se trata de una novela poética o de un poema novelado, tampoco pude establecer a ciencia cierta si el autor escribe bien o mal, ni cuáles son los meritos literarios de su obra. Lo cierto es que Cucurto destroza los parámetros normales del lenguaje para inventar uno nuevo con las sobras. Tal vez me equivoque, pero eso es justamente lo que vuelve a los ignotos imprescindibles. Tal vez me equivoque, pero esa tarde en retiro no pude dejar de leer el libro que tenía en mis manos; obviando incluso los pechos turgentes de pétreos pezones que ostentaba la morocha sentada enfrente mío.

A continuación una muestra de lo que les hablo:

Ah, qué terrible costumbre cumbiantera tienen, de
andar lamiendo las patas de la mesa, los
huevos del portero; cuando sumisa inclinas
porteril la regadera, sobre la maceta de alelíes,
barren todo cuanto a su paso se topa, óyelas
cómo van: luciendo su lengua colorada de
dominicana ardiente, con verdadero fervor
boquense: por las piezas del yoti yirean
las mulatas, tus tres primas libidinosas, Idalina,
Justina, Miguelina, se ensucian y se ensañan
con la leche de los machos, usan tus enaguas,
guasquean tus bombachas; a la chueca se
engullen la chicha de la mesa, a la polaca se
transan y trasca que les cabe el 69
del contramaestre,
hubiese ocurrido que las mandara de vuelta
a Santiago de los Caballeros,
hubiese ocurrido también,
que improvisara porteño inoportuno
y las hiciera trabajar en el sauna
de Córdoba y Laprida, de San Juan y Bolívar.


Nota del editor: Texto extraído de la obra de Washington Cucurto "Tus tres primas libidinosas", en La maquina de hacer paraguayitos.

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